Dársela con queso

Dársela con quesoEsta común expresión del español que titula esta entrada proviene de la Edad Media. Hay una frase que dice que el queso es el bizcocho de los borrachos, por aquello del buen maridaje que hace aquel con el vino. Y digo esto porque curiosamente el origen de “dársela con queso” indica una relación totalmente distinta, como ahora veremos, en la que el vino y el queso no son buenos compañeros. Supongo que todo se debe a que hay que seleccionar un determinado queso para un determinado vino. Pero vayamos al tema.

Al parecer, durante la Edad Media, como decía, los taberneros españoles acudían a la zona de La Mancha para comprar vino. Como es lógico lo probaban antes de comprarlo y también como es lógico, el vino bueno era más caro y el vino malo tenía peor salida. Los bodegueros, para colocar algunos de sus peores barriles, ofrecían antes al comprador un poco de queso manchego antes de beber, de tal forma que el fuerte sabor de este hacía que el vino no fuera debidamente catado. El vino con mal sabor, vino malo, no era detectado por el comprador porque tenía el paladar corrompido por el queso. Así, se pagaba más por un caldo peor, o incluso se pagaba algo por un caldo que no valdría luego más que para engañar a algún borracho en la taberna. Que aquí nunca se sabe quién es más listo.

Por otro lado, y esto ya es aportación propia, más de un tabernero se pasaría de probaduras y acabaría comprando lo que no debía o no quería. Esta técnica, seguro que también era conocida y aplicada en La Mancha: regalar vino para vender vino. Y de todo esto, amigos, es de donde nace la expresión “dársela con queso”, que como saben, viene a ser engañar a un pobre incauto.

5 comentarios en “Dársela con queso”

  1. El buen maridaje de queso y vino es de siempre conocido. Es cierto que el aroma de un queso fuerte puede engañar al paladar del incauto, si bien no quiere decir que no sea una excelente combinación buen queso con buen vino, como encontramos en el refranero español a menudo, lo cual da fe de lo lejos que se conoce esta relación.

  2. En realidad se ha demostrado científicamente que el queso y el vino, por mucho que se empeñe la sabiduría popular, no maridan bien. El queso tiene demasiados aromas propios embebidos en grasas y proteínas, que se liberan muy lentamente lo que interfiere con la liberación retronasal de los aromas del vino.
    Es reconfortante ver que los bodegueros manchegos de siglos pretéritos ya habían encontrado esta relación.

  3. Sinceramente, yo no soy muy de beber vino, pero sí de comer queso, así que no me importa mucho que el queso se "coma" el vino 🙂

    Gracias por vuestros comentarios.

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