Manos blancas no ofenden o la guerra que comenzó con una bofetada

Manos blancas no ofenden

Manos blancas no ofenden es una de esas frases que suelen utilizarse muchas veces en los periódicos y en algunas conversaciones y que es un reflejo de un hecho histórico. Doña Luisa Carlota de Borbón, hermana de la reina María Cristina y, por tanto, cuñada de Fernando VII, es la protagonista de esta curistoria. Señora, parece ser, de fuerte carácter, lo demostró con lo que voy a contarles.

Todo ocurrió cuando nuestro rey Fernando VII andaba descontando días y esperando a que la de la guadaña pasara a por su regia persona. Era el año 1832 y la sucesión era un tema muy delicado. Desde 1713 la Ley Sálica prohibía reinar a las mujeres, pero en 1789 las Cortes habían aprobado una Pragmática Sanción que anulaba dicha ley. Hasta 1830 no había sido publicada esta modificación de la Ley Sálica, cuando después de tres matrimonios fallidos del rey, su cuarta mujer, María Cristina de Borbón, esperaba dar a luz. Poco después nació la princesa Isabel.

Frente a esta situación, aparecieron dos facciones, a favor y en contra de la joven princesa y su postulado como reina. Los que no quería una reina defendían como sucesor al trono al hermano de Fernando VII, Carlos María Isidro de Borbón. Por supuesto, la Pragmática Sanción no tenía valor para estos últimos.

Calomarde recibió la más sonora bofetada que se ha dado

Los carlistas convencieron a un ministro llamado Francisco Tadeo Calomarde para que hiciera al rey anular la Pragmática, que a su vez había anulado la Ley Sálica, es decir, pretendía que esta última volviera a estar vigente. Resumiendo, los carlistas hicieron que el rey firmara un papel por el que su hermano Carlos se convertiría en rey al morir Fernando VII, al ser imposible que una mujer heredara el trono.

Conseguido esto por parte del ministro, Doña Luisa Carlota, hermana de la reina y por tanto tía de la princesa Isabel, se acercó al ministro que tenía aquel papel recién firmado en la mano, se lo arrebató y le arreó al señor Calomarde “la más sonora bofetada que se ha dado”, en palabras de Don Benito Pérez Galdós. El ministro contestó a este guantazo con la famosa frase: “Señora, manos blancas no ofenden”.

No tengo que aclararles a ustedes, mis queridos lectores, que todo este jaleo de la bofetada se fue complicando hasta acabar en una guerra abierta entre carlistas e isabelinos.

5 comentarios en “Manos blancas no ofenden o la guerra que comenzó con una bofetada”

  1. Hola ¿qué tal?, estoy construyendo un feevy en el que he seleccionado los blogs, como el tuyo, que más me gustan. Tardaré unos días en incluirlo. El tema es que por defecto, el icono identificativo del blog o autor es una silueta humana, pero pienso daría mejor impresión cualquier imagen representativa o icono de tu blog. Se autoajustará hasta un pequeño cuadradito. Si te apetece me la mandas al correo para colocarla como icono de tu blog, y si no, pues nada, sigue con ese trabajo sensacional. Participo poco pero leo mucho. ¡Un gran saludo y feliz verano!

  2. Hola.

    famosa anécdota y bien contada. Galdós hace referencia a ella también en Los Cien Mil Hijos de San Luis (cap. XIV), poniendo en boca de Calomarde esa misma frase unos años antes de que ocurra la famosa bofetada.

    De todas formas, por famosa que sea la anécdota, quizá no provenga de ahí la expresión y sea ésta más antigua, ya que, por ejemplo, hay una comedia de Calderón que se llama así.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Calder%C3%B3n_de_la_Barca

    saludos.

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