Como decía, el Mesías es su obra más conocida. La compuso en Londres en 1741, en tan solo tres semanas, y se estrenó por primera vez en Irlanda unos meses después. Y es en este punto es donde de manifiesto una de las cuestiones a las que hacía referencia en el primer párrafo: la popularización de sus obras. En el estreno de la obra se esperaba, y deseaba, tal cantidad de público que se solicitó a todos aquellos caballeros asistentes que, por favor, dejaran en casa sus espadas para que pudiera asistir más gente, y más cómodamente.
Esta historia me recuerda al comienzo de la versión cinematográfica de Cyrano de Bergerac en la que disfrutamos de Depardieu, cuando se arma el jaleo en la función de teatro. Genial. Y al finalizar; os hiero.
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