Un harén flojito, flojito

En una ocasión hace ya un buen tiempo, recurrimos a la descripción del enviado del Papa en España sobre Carlos II para conocer el estado de salud y las «muchas virtudes» que adornaban a nuestro rey. Volvemos a recurrir a un representante extranjero para conocer mejor la España histórica a través de su opinión, aunque en este caso el tema es mucho más subjetivo y la cuestión no es tan seria como en el caso de Carlos II. ¿O sí?.

El embajador de Marruecos será esta vez nuestro referente. Visitó España durante la regencia de Doña María Cristina y después de ser paseado y agasajado en la corte, tomó buena nota de las mujeres que por allí había, entre las que por supuesto estaba la regente. No debían ser aquellas damas muy agraciadas, jóvenes y lozanas por lo que a continuación veremos.

Al volver a su país de origen, como es lógico, le preguntaron por su opinión sobre España y sobre su viaje. Su contestación fue: “El Palacio Real me ha parecido magnífico; la Reina es agraciada y distinguida, pero… el harén flojito, flojito…”.

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