¡Arresten a este hombre!

Hablábamos de la batalla de Spion Kop, y volvemos sobre ella. Finalizábamos aquella entrada comentando que unos mandos torpes fueron el complemento perfecto para el uso del algodón pólvora, provocando así que los británicos no salieran bien parados de aquella aventura. Uno de estos torpes mandos eran el General Sir Charles Warren Cuando la batalla ya tocaba a su fin y los soldados británicos estaban acosados y prácticamente derrotados, un mensajero enviado desde la colina en la que se desarrollaba el combate, llegó al puesto del general. El mensajero informó de la urgente y desastrosa situación y solicitó refuerzos y cobertura de artillería. Pero como había ocurrido durante todo el combate, el general Warren siguió indeciso y sin ordenar acción alguna. Allí, junto al general, había un joven corresponsal de guerra, que había visto toda la escena. No pudo aguantarse y le espetó al general: “General, haga algo, por amor de Dios”. El general, cuya indecisión no significa que no fuera consciente del problema, le contestó: “¡A usted eso le importa un cuerno!¡Arresten a este hombre!”. Y efectivamente así ocurrió. Los soldados del general tomaron a aquel periodista, joven y en principio sin muchos conocimientos sobre como llevar o dirigir un combate. Arrestado por pedir acción. Años más tarde, esto ocurrió en el año 1900, aquel periodista lideró un combate mucho más grade y decisivo, porque el tipo al que arrestó el General Warren no era otro que Winston Churchill.

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