No nací para monja


Como es sabido, no pocos Reyes de España han sido aficionados a las mujeres, fuera del matrimonio se entiende. Además durante la época de Felipe III y Felipe IV el nivel de adoración, poder y protocolo de la realeza con respecto al resto de las personas era abismal. En otro post comentaré algunas curiosidades sobre el protocolo en Palacio, que no es que sea curioso, sino que es directamente absurdo e hilarante. Bien, volviendo al tema que nos ocupa, tal era la distancia entre el Rey y el resto de los mortales, que se llegó al punto de que ningún caballo montado por el Rey podía ser montado por otro a partir de ese momento. Esta regla también se aplicaba a las amantes, y así cuando el Rey montaba (ustedes perdonarán la expresión) a una mujer, esta ya no podía volver a ser montada por otro. ¿Y cómo asegurar esto? Fácil, aunque por otra parte, no hay nada seguro en esta vida. Una amante real, cuando dejaba de serlo, se veía obligada a entrar en un convento, en el que vivía no malamente, pero vivía casta. Y sabiendo esta costumbre, una mujer de la época que estaba siendo pretendida por el Rey, a los primeros lances de acercamiento de este le espetó: “Lo siento Alteza, pero no nací para monja”. Y como ya hemos comentado varias veces en este mismo sitio, a buen entendedor

8 comentarios en “No nací para monja”

  1. Me ha gustado mucho este post, tiene su gracia.
    La mujer fue muy inteligente en decir eso, aunque no sé de donde sacó el valor para dirigirse de esa forma hacia el rey.

    Es curioso pero a persar de la antiguedad de dicha expresión, la he llegado a oír más de una vez en las personas de hoy en día.

    Un frase sin duda alguna con historia.

    Un saludo.

  2. Gran post, jejeje… Me ha recordado a «El caballero del jubón amarillo», posiblemente la mejor novela de todas las del Capitán Alatriste. En ella sale Felipe IV, y se menciona lo de los caballos y las mujeres, más o menos como lo cuentas tú. Lo que no sabía es lo de la contestación esa, esa mujer los tenía cuadrados.

  3. Gracias por los comentarios.
    Condor, no sé si usa esta frase siempre en sentido literal. Yo creo que más bien se usa para denotar que no tienes vocación de algo (monja, pobre, honrado, trabajador…) lo que sea. Por supuesto, a veces también se usará con el sentido que tu indicas 😉

    Saludos.

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