La suerte en el campo de Buchenwald


El 11 de Abril de 1945, el cuartel general de la Gestapo en Weimar telefoneó al campo de concentración de Buchenwald. Avisó de que iban a enviar explosivos para volar el campo, con los internos dentro del mismo.
Afortunadamente, los administradores del campo ya había huido y los internos atendieron el teléfono. En el momento de la llamada, el campo ya estaba en sus manos. La contestación a la llamada fue: «No se preocupen, que no es necesario. Ya han volado el campo». Evidentemente, en este caso la suerte y el miedo de los responsables del campo salvó la vida de los prisioneros.

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