El 11 de Abril de 1945, el cuartel general de la Gestapo en Weimar telefoneó al campo de concentración de Buchenwald. Avisó de que iban a enviar explosivos para volar el campo, con los internos dentro del mismo.
Afortunadamente, los administradores del campo ya había huido y los internos atendieron el teléfono. En el momento de la llamada, el campo ya estaba en sus manos. La contestación a la llamada fue: «No se preocupen, que no es necesario. Ya han volado el campo». Evidentemente, en este caso la suerte y el miedo de los responsables del campo salvó la vida de los prisioneros.
Tampoco fueron muy listos los alemanes… un campo arrasado que conserva las comunicaciones! 😛
Pues es verdad…. pero me temo que ni ellos estaban para muchos trotes ni les apetecía tomarse más molestias.
Saludos.