El mito del hierro de las espinacas de Popeye

El mito del hierro de las espinacas de Popeye

Aunque hoy parece casi perdido, Popeye el Marino aún mantiene su lugar en la memoria popular y estoy convencido de que muchos de ustedes recordarán esa musiquilla asociada con el personaje de dibujos animados. Junto con Popeye, Brutus y Olivia vendrán a su cabeza a la llamada de esa musiquilla y, cómo no, las espinacas. Las espinacas dan la fuerza a Popeye, haciendo que sus enormes antebrazos, que contrastan con sus mínimos bíceps, sean como martillos. Benditas espinacas.

La creencia popular atribuye a las espinacas unas capacidades alimenticias casi prodigiosas, especialmente en lo que a hierro se refiere, combatiendo con las lentejas en esa sabiduría de ignorantes en la que nos movemos a menudo. Pero esto proviene de un error en un documento científico, aunque Elzie Crisler Segar, el creador de Popeye, cayó en la trampa del hierro y nos arrastró tras él, ya que una vez que todos asociamos a las espinacas con la magnífica fuerza de Popeye, pesa eso más que cualquier evidencia. Por cierto, Popeye quiere decir realmente Ojitos Saltones (Pop-eye).

En 1870, un científico alemán llamado Erich von Wolf, estudió la cantidad de hierro que tenían diferentes vegetales, entre ellos, las espinacas. Al escribir sus conclusiones, von Wolf erró al poner la coma de los decimales y multiplicó por 10, sin quererlo, la cantidad de aporte de hierro de las espinacas. Sus investigaciones habían mostrado que por cada 100 gramos de espinacas, teníamos 3,5 miligramos de hierro, pero lo que dejó escrito tras su error fue que aportaban 35 miligramos de hierro por cada 100 gramos.

En los años 30 el error fue descubierto, pero para entonces Popeye ya llevaba unos años en el mercado de tiras cómicas y hasta había protagonizado algunos cortometrajes. Ya no había nada que hacer. Las espinacas eran fuente de hierro para todos y en los lugares donde la agricultura dependía de ese producto, hasta se hicieron estatuas al enamorado marinero del ojo saltón, que casi siempre está guiñando, curiosamente.

Popeye ha sido popular durante décadas. Por ejemplo, en la imagen de arriba pueden ver cómo se usó para llamar a la población a la adquisición de bonos de guerra. Y esa popularidad ha aupado a las espinacas. Quién sabe cuántos niños han tolerado las espinacas en su menú gracias a Popeye y su fuerza. Algo que tiene su origen en un error con una coma en un texto científico.

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