El desgraciado secreto del USS Indianapolis

USS Indianapolis
(USS Indianapolis)

Muchos de ustedes conocerán la historia del buque USS Indianapolis por la película Tiburón, de Steven Spielberg, donde uno de los protagonistas narra cómo sobrevivió al naufragio y al terror que siguió a este. Casi todo se podía haber evitado, pero mantener el secreto de la operación en la que estaba envuelto el buque se pagó muy caro.

Mochitsura Hashimoto era el comandante japonés del I-58 y patrullaba en el Mar de Filipinas a la espera de encontrarse con barcos estadounidenses y lanzar entonces el ataque contra estos. El 29 de julio de 1945 el Indianapolis, un enorme crucero pesado de la clase Idaho de Armada de Estados Unidos, se cruzó en su camino. Hashimoto estaba decidido a atacar. El crucero viajaba sin escolta y sin navegar en zigzag, a pesar de que había sido informado de la presencia de submarinos en su ruta, siendo un blanco fácil para el comandante japonés.

A las 23:26 y a unos mil cuatro cientos cincuenta metros Hashimoto ordenó disparar seis torpedos e hizo blanco. Las señales de SOS del Indianapolis no fueron captadas, pero sí lo fue por la inteligencia de comunicaciones estadounidense la que envió Hashimoto casi una hora después, en la que comunicaba el ataque a un buque de la case Idaho. La señal fue decodificada y entregada al centro de mando estadounidense a las 17:00 del 30 de julio, muchas horas después del ataque. La información fue descartada al considerar que se trataba de un error ya que de acuerdo a los datos de la propia Armada de Estados Unidos no había ningún crucero de la clase Idaho en la zona.

Unas semanas antes de aquel viaje el buque había recibido una carga secreta, sobre la que casi nadie a bordo tenía información, que era nada más y nada menos que los elementos necesarios para la bomba atómica que se lanzó sobre Hiroshima. Debido a lo secreto de la operación no se había informado del viaje del Indianapolis más allá de lo estrictamente necesario y por esa razón, cuando llegó el aviso del hundimiento al centro de mando, este concluyó que era un error. Efectivamente según sus informes ningún buque de la clase Idaho estaba en la zona. El secreto en torno a la operación que acabaría con el lanzamiento de la bomba atómica costó la vida de varios centenares de marineros de Estados Unidos.

El 2 de agosto un avión que patrullaba divisó a los náufragos del Indianapolis en el agua y sólo entonces, después de casi cuatro días en el océano, comenzaron las labores de rescate. Ya habían muerto unas seiscientas personas que tras sobrevivir al hundimiento no lo hicieron a los días posteriores. De los mil ciento noventa y nueve hombres que viajaban a bordo del Indianapolis, sólo tres cientos dieciséis se salvaron. Habían pasado cuatro días a la deriva, algunos en balsas, otros sólo con un salvavidas. La sed, el hambre, el sol, las heridas… todo ello fueron sufrimientos que volverían loco a cualquiera, pero los ataques de los tiburones también se cobraron un buen número de víctimas, centenares. Los supervivientes fueron descubiertos cuando nadie los buscaba y donde nadie los esperaba, por lo que tuvieron que esperar hasta la noche a que llegara un barco de rescate. Por el día tan sólo un hidroavión, en contra de las órdenes que había recibido y al ver que los tiburones rondaban a sus compatriotas, había amerizado y recogido a algunas decenas de hombres, era todo lo que podía hacer.

Esta, y cientos más de historias y detalles sobre el arma submarina en la Segunda Guerra Mundial lo pueden encontrar en el libro Submarinos, escrito por el autor de este blog.

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