Los zapatos de las Primeras Damas

Muchos de nosotros tenemos en la cabeza la casi enfermiza afición de Imelda Marcos, Primera Dama de Filipinas, por los zapatos. En su vida se hizo con muchos bienes y coleccionaba lujo, pero entre todo ello destacó en los medios su colección de zapatos, compuesta por mas de mil pares. Según ella misma eran exactamente mil sesenta, lo que muestra aún más su obsesión por los mismos. Uno esperaría que se cansara de contarlos a partir de cien, pero los tenía contandos por encima del millar, según parece.

Pero no quería hoy hablarles de Imelda Marcos, sino de otra dama, más importante que ella, que vivió unos dos siglos antes que la filipina y que gobernó en Rusia: Isabel I de Rusia. Hija de Pedro I y Catalina I, fue zarina entre 1741 y 1762 y aunque hizo importantes reformas durante su mandato, me quedaré con los temas más mundanos. Hay varios paralelismos entre Isabel I de Rusia e Imelda Marcos de Filipinas, como es la afición al lujo.

La zarina consiguió que la suya fuera una de las cortes más esplendorosas de su tiempo y sus bailes eran conocidos y reconocidos por toda Europa. En ellos se debían usar los vestidos más elegantes y la propia zarina emitió decretos que establecían cómo debían vestir los cortesanos. Asimismo, había una orden que prohibía a las damas llevar el mismo peinado que Isabel I. La mandataria, y mandona, por lo que parece, rusa, tenía varios miles de zapatos y un enorme número de vestidos y complementos. Su colección de medias de seda estaba al nivel de su colección de zapatos. Como es lógico, a este brutal armario, de varios fondos, había que darle uso y era habitual que la zarina Isabel se cambiase de ropa varias veces a lo largo del día.

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