Felipe II, en los «pocos ratos» que le dejaba el gobierno del Imperio Español, disfrutaba enormemente de la caza, la pesca y en general de la naturaleza. Así, cuando decidió que El Escorial iba a ser el lugar destinado para la magna obra que sería su residencia, mandó que se incluyeron sitios de recreo para sus aficiones: estanques, zonas de caja, jardines, huertas…
Todo aquello estaba destinado al rey y era un terrible delito pescar en zona real o nadar en los estanques destinados al monarca. La caza en las dehesas reservadas para el rey también tenía como condena una terrible multa que podía ser de hasta 3000 maravedíes.
El rey, Felipe II, era un gran amante de las flores y con el objetivo de hacer sus jardines todo un mundo por descubrir cada día, encargó el diseño de los jardines a expertos en estas cuestiones. Algunos de los cuales llegaron a venir de los Países Bajos para diseñar los estanques y jardines.
Frente a la imagen gris y oscura que la tradición nos ha transmitido de este monarca, no hay duda, Vitike, de que nos encontramos ante un hombre de gran cultura y sensible a la belleza, como tu entrada viene a
reforzar.
Mil saludos.
Vaya que interesante, me gustaría profundizar más en este tema de los jardines del escorial!!!
Un saludo,
Alicia
Graciasssss, ha sido estupendo leer este post y conocer estas cosas sobre el escorial. Ademàs, como ya decìa profedegriego en su comentario, conocer la parte màs humana de Felipe II no està nada mal….Un saludo de Jessica prestiti INPDAP