Gardel y Piazzolla, el tango y la suerte

Astor PiazzollaLo que voy a narrarles hoy lo escuché hace unos día en una emisora de radio. La curistoria gira en torno al mundo del tango, del que soy, lo reconozco, un total desconocedor. Pero a pesar de ello conozco dos nombres, puntales según parece de este mundo musical: Carlos Gardel y Astor Piazzolla.

El primero, Gardel, argentino de adopción, fue cantante, compositor y actor de cine y está considerado como el tanguero más importante de la primera mitad del siglo XX. Esta figura de la música, conocida mundialmente, murió en 1935 en un accidente de aviación.
El segundo es Astor Piazzolla, del que habrán escuchado composiciones con toda seguridad, aunque el nombre no les diga nada. Nacido en 1921, este genial bandoneonista y compositor es, según los expertos, uno de los músicos más importantes del mundo tanguero de la segunda mitad del siglo XX. Es decir, tenemos dos de las figuras más importantes de este tipo de música, cada una reinando en su mitad del siglo pasado.
Ambos se conocieron en 1934, cuando Gardel estaba en Manhattan. A este le cayó simpático el joven Piazzolla y como además conocía el inglés mejor que él, le pidió que le acompañara en algunas compras y le hiciera de guía-traductor. Después de un tiempo, Gardel le invitó al rodaje de una película y, posteriormente, a unirse como músico a su gira . Tenía entonces el bandoneonista tan sólo 14 años y su padre le prohibió salir de gira.
Sin duda, el padre se regía por el sentido común, pero no es complicado pensar que Piazzolla se sintió defraudado. Al fin y al cabo, no todos los días tiene uno la oportunidad de acompañar como músico, y más siendo tan joven, a una estrella del calibre de Gardel. Al parecer, tampoco los sindicatos hubieran permitido que un chico tan joven participara en la gira. En cualquier caso en esta ocasión podemos decir que la suerte, a pesar de todo, estuvo del lado del Piazzolla.
Y es que durante aquella gira, concretamente el 24 de junio de 1935, un accidente de avión se llevó al cielo, para siempre, a Gardel y a sus músicos. Nunca se sabe qué hubiera pasado con Piazzolla de haber ido con él, pero hay muchas posibilidades de que la fatalidad también hubiera acabado con su vida. Y, por supuesto, con todas las melodías que nos dejó a lo largo de su vida.

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