En estos días de dura canícula que estamos sufriendo, al menos por el centro de la Península Ibérica, a veces es complicado alcanzar el sueño. Esto mismo ocurría en las ciudades romanas, pero debido al ruido. Al parecer, eran extremadamente ruidosas, tanto de día como de noche. Con respecto a este tema, decía Juvenal, un poeta romano, lo siguiente: “para dormir hace falta mucho dinero”. Con esta frase indicaba que solo aquellos que disponían de una gran villa y que podían interponer algo de terreno entre su habitación de descanso y la calle, disfrutaban de silencio nocturno.
Si tenemos en cuenta que las calles estaban empedradas, el paso de carros debía ser realmente estruendoso. Esta entre otras cuestiones explica aquel ruido y la reflexión de Juvenal.
También me ha resultado curioso un punto común entre muchas de las calles de las ciudades y pueblos actuales y aquellas calles de la Roma clásica. El empedrado romano de las calles tenía, cada cierto número de metros, una hilera de bloques de piedra atravesados que permitía dos cosas: cruzar a los peatones y controlar la velocidad de los vehículos. Es decir, esos pasos de peatones elevados que nos encontramos hoy en día, que evitan los excesos de velocidad en las calles de la localidad, ya los instalaban los romanos.
Pompeya es, como para otras cosas del mundo romano, una excelente muestra de todo esto que relatas, debido a la triste peripecia que permitió conservar la ciudad tal cual.
Puede que por no dormir los romanos fuesen tan violentos.jeje.
Mmmm, los animales que tiraban los carros debían hacer chiribitas para pasar determinados pasos, jajaja 😉
Curiosamente, eso que decía Juvenal y que yo desconocía, «para dormir hace falta mucho dinero», me recuerda a lo mismo que pensaba viviendo en Nueva York: que lo de dormir en paz era para los capullos que tuviesen la suerte de poder vivir en un piso más fino que el mío. Tal vez sea un parecido más entre el Imperio del siglo I y el imperio del XXI, asociación que los estadounidenses gustan de hacer – y que me parece en buena parte acertada.
Eran para evitar las carreras de cuádrigas ilegales fuera del circo.
Un saludo
¿No eran estos pasos elevados una especie de rieles para encauzar las ruedas de los carros?
Yo pensaba que la colocación de esos bloques peatonales tenía como función separar a los peatones de las porquerías, barro, restos de mercaderías,… que la calzada podía albergar traída/esparcida por las ruedas de los carros.
Excelente aportación amigo de Curistoria. Realmente yo soy un fan de la Roma Imperial. Muchas contribuciones como esta, hicieron que el mundo de hoy nos resulte más cómodo para vivir. Otra de las cosas que recientemente me he enterado de la vida en Roma, es que por lo general sus ciudadanos no bebían agua, preferían por el vino… ¿Por qué?… Recordemos que en esos tiempos al agua no se le aplicaba procedimientos de purificación como ahora, y consecuentemente les contraía numerosas enfermedades gastrointestinales. El Vino por otro lado era abundante y delicioso.. y pues naturalmente no les hacía daño debido al alcohol tras su fermentación.
Hasta el próximo comentario.
Perdón por la tardanza en responder a los comentarios, la vacaciones es lo que provocan.
Gracias a todos por vuestros comentarios y aportaciones.
Qué curioso lo de los pasos de cebra
Si es que estaba ya todo inventado hace siglos 🙂