Edgar Allan Poe y el reto criptográfico

El escritor Edgar Allan Poe era un gran aficionado a la criptografía, como habrán intuido ustedes después de la lectura de algunos de sus relatos, como “El escarabajo de oro”. Esta afición le llevó a publicar en un periódico, el Alexander’s Weekly Messenger de Filadelfia, un mensaje solicitando que le fueran enviados textos cifrados por parte de los lectores, y que él los resolvería o descifraría. Corría el año 1839 y el premio ofrecido era una suscripción gratuita a la publicación.

Resolvió muchos de aquellos enigmáticos mensajes, pero un lector remitió un mensaje que Poe no fue capaz de descifrar, después de estudiarlo y trabajar sobre él. Finalmente descartó que se hubiera aplicado un código real a un texto en claro para obtener aquel texto codificado, y lo dejó, convencido de que no era más que una broma de un lector. Le habían enviado una serie de letras puestas sin sentido y orden alguno, según su deducción final.

Pero un siglo más tarde aquel texto fue finalmente descifrado por dos expertos criptográficos y descubrieron por qué se le había resistido, probablemente, al escritor decimonónico. El texto tenía un buen número de faltas de ortografía, nada más y nada menos que dieciséis, y esto hizo imposible el estudio con éxito del texto cifrado. Un simple estudio estadístico quedaría seriamente inutilizado por estas erratas.

Por cierto, William Friedman, uno de los más importantes criptógrafos estadounidenses, que trabajó durante la Segunda Guerra Mundial en la ruptura de los códigos japoneses, reconoció la influencia de Poe en su vocación. El interés por estos temas nació a partir de la lectura de “El escarabajo de oro” cuando era un niño.

12 comentarios en “Edgar Allan Poe y el reto criptográfico”

  1. ¡Hola! Me parece muy interesante esta entrada sobre Poe, uno de los mejores narradores de misterio de todos los tiempos. Curiosamente, ya que estamos en un blog de asuntos variopintos, me sorprende la obsesión de algunos biógrafos del prosista por su afición al alcohol y a otro tipo de drogas, de tal manera que esas personas parecen hacer hincapié en esos consumos como si fueran el motor de su literatura. Es evidente que Poe inventó un universo literario envidiable debido a su capacidad para elaborar fantasías y a su constante revisión de los textos y de tópicos.

    Me imagino que conocerás la obra entera del autor. Yo te recomiendo la lectura de «El extraño caso del señor Valdemar»; una maravilla a medio camino entre la ciencia y lo sobrenatural.

    Un abrazo y mucha suerte con el libro.

  2. Hola:

    Albertma, muchas gracias por tu comentario, celebro que te guste el blog.

    Jelens, en los estudios estadísticos, muy adecuados para sistemas criptográficos sencillos, las faltas provocan cambios en «los cálculos» de correspondencia de las letras y lo hacen todo más complicado.

    NN, gracias en cualquier caso 🙂

    Melibea, tomo nota de tu recomendación. No he leído todo lo de Poe, ni mucho menos, pero sí algunas cosas. Me gusta, aunque algunas cosas más que otras. Por cierto, te devuelvo la recomendación: «La Sombra de Poe» de Mathew Pearl.

    Saludos.

  3. El hecho de que tuviese errores en las letras no es un problema para resolver el criptograma, el problema grave que impedía la resolución fue el olvido ( por parte del tipografo o el lector del periodico que manda a poe el criptograma) de una letra. Al ser un cifrado polialfabetico donde se deben aplicar los cambios en orden, el no aparecer una letra sobre todo al principio altera todo el resto del mensaje a la hora de resolverlo. Los otros errores se adivinan facilmente dentro del contexto.

  4. Gracias por la recomendación: lectura para mi lista de pendientes (ahora ando con Dolina y sus relatos).

    A propósito de los criptogramas, algo parecido sucedió con el hallazgo de las jarchas mozárabes en moaxajas, pues sus descubridores tuvieron que introducir, en este caso, las vocales para hallar los breves poemas.

    Un saludo

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